viernes, 11 de noviembre de 2011

PARTE 01

Eran las tres de la tarde de un día caluroso en una cafetería donde algunas personas iban a conversar tranquilamente en horas de ocio a merced del aire acondicionado que llenaba el local con un ambiente fresco. La mesera de aquel lugar se acercaba de mesa en mesa a tomar el pedido respectivo.

-¡Disculpe, buenas tardes!- saludó cordialmente.

-¡Buenas tardes!- respondí.

-¿Que le puedo servir?- me preguntó.

-¡Un cafecito bien cargado por favor!…

-¡Cómo no!- respondió aquella señorita con una sonrisa amable mientras apuntaba en su cuadernito de notas -¿Desea pedir algo más?...

-¡No!… no gracias… eso sería todo por el momento… si se me apetece algo más te aviso- respondí.

Aquel lugar era propicio para tener una cita entre amigos, en especial si se trataba de una muy buena amiga a la que no veía hace muchísimos años con la cual (en aquellos tiempos) compartíamos muchas anécdotas, experiencias y sentimientos.

Luego de corto tiempo de espera, la mesera me trajo el café bien cargado (como había pedido) en una diminuta taza de porcelana con unas galletitas duras pero sabrosas al costado.

-¿Estás sólo?- me preguntó.

-Sí… estoy sólo… por el momento- respondí.

-Si no estaría de turno te acompañaría un momento…

-¿Acaso eres un hospital o una farmacia para que estés de “turno”?...

-¡No!… me refiero a mi turno de trabajo…

-Sí, entendí… solo quería hacerte una broma, pero no me salió…

-¡Que gracioso!… (…)… Mi nombre es Sara… y el tuyo…

-Me llamo…

-¡Eduardo Suarez!- interrumpió una voz femenina en tono firme.

-¡Maricarmen Mendoza!- respondí.

Me levanté de la silla donde me encontraba sentado, me acerqué a donde se encontraba aquella señorita de mediana estatura, cuerpo perfectamente moldeado por los continuos ejercicios matinales (footing y steeps) a los cuales ella estaba acostumbrada, de tez blanca, labios pequeños, ojos marrones y cabellos rizados negros como la noche más oscura, y le di un fuerte abrazo y sonoro beso en la mejilla.

-¡¿Cómo estas Marita?!… No sabes cuánto me hiciste falta loquita…

-¡Y tú a mí, tontito!…

El trato entre nosotros era el de siempre a pesar del tiempo que había pasado sin vernos.

-¿Cuantos años han pasado?… ¿Seis?… ¿Siete?… ya no lo sé…

-¡Ocho!- dije.

-¡Mierda!- respondió Maricarmen con una sonrisa en los labios.

-Pero, siéntate Marita, que luego ya no crecerás…

-¿Tú también con esas creencias medievales?... No molestes…

-En realidad es un dicho común… Tú ya sabes…

-Sí, lo sé, pero es mejor que cortemos lo común y seamos únicos…

-Ok, tú ganas… Ahora deja de restregarme en la cara lo común que soy, y cuéntame que ha sido de tu vida…

-Si te contara… (…)… pero bueno, primero lo primero… comenzaré diciéndote que ahora ya, si soy periodista… ¡Licenciada en Periodismo!…

-¡Carajo, felicidades!…

-Sí… Y ahora estoy trabajando en el diario Expreso, en la sección de policiales, allá en Lima… No es gran cosa, pero al menos es una chamba… Tú sabes lo jodido que es encontrar un trabajo, especialmente si es en la carrera que te graduaste… (…)… Mayormente los chicos con los que terminé la carrera están de taxistas o administrando algún negocio y el más común de todos, cachueleando de aquí y allá…

-¡Eso es cierto!… ¡Pero, que mas pasó!… ¡cuéntame!- dije.

-Óyeme… quién es el periodista, tú o yo… ja, ja, ja- respondió -Hice muchas practicas pre profesionales en varios canales de televisión… (…)… ¿Recuerdas cuando éramos chibolos y terminamos de estudiar Comunicación Audiovisual en la Charles Chaplin?… ¿Cuántos años teníamos?… ¿Quince?...

-Tú quince… Yo dieciocho- respondí.

-Claro… (…)… Luego nos llamaron del canal nueve para hacer unas ediciones en el programa de Mónica Zevallos... ¿Lo recuerdas?...

-Claro que sí, como voy a olvidarlo… Una muy bonita experiencia al lado de todas esas cámaras, monitores, switchs, lo cordiales que eran las personas que nos ayudaban dándonos consejos… los más viejos zorros… Me hubiese gustado quedarme; pero, mis viejos no estaban de acuerdo que estudie esa carrera por ser técnica… pero lo hice a escondidas… Además, fue ahí que encontraste tu vocación, un tanto desquiciada, pero lo encontraste… Tenías esa luz en los ojos, reflejo de que te encantaba esa huevada… bueno, a mí también me gustaba la cochinadita… tú lo sabes bien…

-Sí, pero los ojos no se me llenaban de luz, sino se me llenaban de brillo…

-Luz… brillo… es la misma huevada… igual te gustaba…

-¿Disculpe señorita, desea pedir algo?- interrumpió la mesera.

-Ay, vaya… no sé… tal vez un juguito de papaya… pero sin azúcar- respondió.

-¿Algo más?...

-¡No!… No gracias… eso sería todo lo que quiero amiguita…

La mesera nuevamente tomo su cuadernito y apuntó el pedido de Maricarmen.

-Que amable la niña…

-Así somos todos acá… los selváticos somos muy amables con todos…

-Especialmente tu mi Educito lindo… (…)… Recuerdo lo muy amable que eras en Lima para con todas las chicas…

-Era, monga… era… tiempo pasado…

-Por eso mismo digo, sonsonazo… “eras”… (…)… aunque pensándolo bien, sigues siendo un sonsonazo y un mongo- dijo Maricarmen entre risas.

-Lo admito… soy un tonto, iluso, sonsonazo y mongo- respondí sonriendo.

-Oye mongo, y tú qué hiciste por la vida… cuéntame- preguntó Maricarmen.

-Bueno… yo hice algo de algo por aquí y algo de algo por allá- respondí.

-Lo último que supe de ti, era que trabajabas en una cervecería…

-Uf flaca… estás hablando de hace cinco años, si mi memoria no me falla…

-Cuéntame qué tal te fue ahí…

-Pues comencé como practicante en el departamento de recursos humanos en el área de capacitación y proyectos, conjuntamente con bienestar social y así estuve por casi dos años… hasta que tuve otras propuestas un poco más interesantes… Luego trabajé de forma independiente por ahí y otras por allá… seguidamente me ocupé en una empresa dedicada a las maderas como jefe de almacén por casi dos años… (…)… Ahora estoy trabajando como jefe del área de informática en una municipalidad…

-Por lo visto tuviste una vida muy ajetreada… hiciste más cosas que yo…

-¡Algo de algo!- respondí.

-Creo que tienes pedacitos de algo que contarme…

-Ja, ja, ja… suena gracioso eso de “pedacitos de algo”…

-Sí, muy gracioso… (…)…

Ambos quedamos mirándonos dibujando una sonrisa en los labios, añorando los tiempos pasados.

-¡Señorita, acá tiene su jugo de papaya sin azúcar!- dijo la mesera.

-¡Que amable!… ¡Gracias!- respondió Maricarmen.

-¿Desea pedir algo más?- preguntó la mesera con el cuadernito en la mano dispuesta a escribir lo más rápido posible la orden pronunciada por los clientes.

-¡No amiguita, eso es todo!… ¡no quiero engordar!- respondió.

-¡Carajo, no vas a engordar por comer un poquito más en este día!- dije.

-¡Oye!… no vine a Pucallpa para engordar… vine por el proyecto que tengo… (…)… Te lo conté… no te hagas el mongo…

-Sí, lo sé… pero explícamelo mejor ahora que estamos frente a frente… tu sabes que por la huevada del messenger no podemos expresarnos bien…

-Te pasas… pero bueno, tienes razón… no hay mejor explicación que estando los dos frente a frente… (…)… Como bien sabes, tengo en mente escribir un libro, biográfico… al principio quería hacer el mío… pero, mi vida no es del todo excitante… en cambio la tuya está llena de anécdotas, divertidas, excitantes, cómicas…

-¿Quieres decir que mi vida es un chiste?- respondí con una sonrisa cínica en los labios.

-¡No tonto!… quiero hacer un libro mediante tus historias… mediante tus vivencias… pero, para ello necesito que tú me cuentes tu vida a groso modo…

-¡O sea, quieres lucrarte con mi vida!- dije nuevamente con la sonrisa fresca.

-¡No sonso!… quiero…

-Lo sé, Marita, lo sé… solo te estaba jugando una broma- interrumpí -Pero, mi vida no es del todo fascinante ni excéntrica… al contrario, es algunas veces aburrida y sin gracia…

-No todo es perfecto Educito… para ello agregaremos el toque de imaginación para que tus relatos no sean del todo aburridas según tú… eso déjamelo a mí… además, nadie sabrá en realidad quien eres… ya que no pondré tu verdadero nombre ni mucho menos tus apellidos…

-Ese es el lado oscuro de un escritor… que juega con las vidas ajenas cambiando algunas cosas a su criterio… (…)… pero, me gusta…

-No me salgas con eso de criticar a los escritores, porque tú también hiciste algo parecido hace mucho tiempo… o no…

-¡Es cierto!… por eso digo que me gusta- respondí -Y… cambiando de tema…. ¿Donde estas hospedada?…

-En un hotel que lleva el nombre de un pajarito… un ave…

-Ja, ja, ja… no me digas que estas en Los Gavilanes…

-¡Sí!… ¡ahí mismo!…

-Bueno, es un bonito lugar donde puedes llevar a una amiga a pasarla bien…

-O sea… ¿Un matadero?...

-Pero, no cualquier matadero… es un matadero ficho- respondí con el cinismo dibujado en el rostro.

-Lo debes de conocer muy bien, por lo que veo…

-No tanto… si lo conozco, pero no como tú crees…

-Si tú lo dices… (…)… que te parece si terminamos nuestras cojudecitas alimenticias y nos vamos al hotel…

-¡Ok!- respondí.

Al cabo de un momento terminamos nuestros respectivos pedidos y llamé a la mesera para pedir la cuenta.

-¿Cuánto te debo?- pregunté.

-Déjeme ver un momento… (…)… Son trece soles- respondió la mesera.

-¡A la mierda!… ¿Trece soles por jugar a la comidita?- dijo Maricarmen.

-¡Sí!- dije dando el efectivo a la señorita empleada de aquella cafetería.

-¿Quieres impresionarme?...

-¡Sí!… ¿Lo logré?...

-¡No!- respondió Maricarmen con una sonrisa.

-Bueno mongaza, vámonos al telo…

-¡Oye!… que feo sonó eso… me hiciste sentir como un putita barata…

-¡No pensarás cobrarme!- dije con una media sonrisa dibujada en los labios.

-¡Idiota!- respondió Maricarmen con la misma sonrisa.

-¿Pudiste llegar fácil a este lugar?- pregunté.

-Más o menos… pregunté al chico del mototaxi, motocar, taxicholo o como se llame, donde quedaba la cafetería Renzo… al principio no sabía donde quedaba… por eso me cobró diez soles… justo, creo yo…

-¡Monga!… el hijo de puta te estafó… todos los mototaxistas conocen esta cafetería, y como máximo te deberían de haber cobrado tres lucas desde el hotel hasta acá…

-¡Bueno, ya fue!- respondió Maricarmen.

-Claro, como te cagas en plata…

-No es eso Educito… en todas partes suceden ese tipo de cosas… siempre hay una primera vez para todo… ¿o no?…

-Cierto monga… muy cierto…

-¡Tomemos otro taxicholo para irnos al hotel!- dijo Maricarmen.

-No te preocupes… vamos en mi moto- dije.

-¡Ay no!… ¡me dan miedo las motocicletas!… ¡mucho más si son pisteras!…

-¡No seas cojuda y súbete nomas!… ¡además la mía no es pistera!… ¡es semipistera, que es diferente!…

-¡Ay Edú!- dijo Maricarmen subiendo temerosamente a la motocicleta -¡Maneja bonito please!…

-¡Maricona!…

-¡Sí!… ¡lo soy!…

Conduje la motocicleta por las principales calles del lugar para hacerle conocer la ciudad en su primera vista, siempre a una velocidad moderada ya que no quería cometer ninguna infracción, ni mucho menos ganarme una papeleta de transito. Pero, ella no entendía que estábamos circulando a una velocidad baja y se aferraba mas a mí, abrazándome fuertemente.

Al llegar a la carretera doble vía con rumbo al hospedaje, aceleré un poco más la motocicleta, creando en Maricarmen un susto total.

-¡Carajo Eduardo, no manejes tan rápido que me hago la pila!- dijo gritando.

-Bueno, no te me cagues de miedito… bajaré un poco la velocidad…

Al llegar al hospedaje, Maricarmen dio un brinco y suspiró largamente -¡Te juro que nunca más subo a una puta motocicleta… ahora tendré que cambiarme de calzón, ya que me hiciste orinar de miedo!…

-¡Exagerada!- respondí.

-Ya mongo, acompáñame a mi habitación y luego charlaremos mejor…

Observé a aquel hospedaje y sonreí con cierta nostalgia e ingresé junto a Maricarmen.

-Hola amigo… ¿Me das las llaves de mi habitación?... ¡La 203!- dijo Maricarmen al recepcionista.

-¡Acá tiene señorita!- dijo aquel personaje -¡Señor Eduardo!… ¿Cómo está?… De mucho tiempo se deja ver por estos lares…

-¡Hola amiguito!… ¿Cómo estás?… Pero, no me hagas mucho roche…

-¡Ah!… ¡disculpe usted!- dijo el recepcionista avergonzado.

-¡No que no eras cliente de este local, y bien que los empleados te conocen hasta por el nombre!- dijo Maricarmen.

-No es eso… si no que cuando hago trabajos con empresarios de Lima tengo que hacer las reservas respectivas de las habitaciones en este lugar…

-¿Y porque acá?- preguntó Maricarmen.

-Porque está más cerca a mi casa… En cambio los demás hoteles u hospedajes se encuentran en el centro de la ciudad… Además, porque es acogedora y agradable…

-Claro, y además pueden traer caletamente a sus trampas…

-Somos humanos… y pecamos de vez en cuando- dije con una media sonrisa.

Al llegar a la habitación 203, Maricarmen se dispuso a introducir la llave para abrir la puerta, cuando de pronto se abrió la puerta de la habitación continua, saliendo de ahí un hombre gordo de mediana estatura y avanzada edad, junto a él una mujer joven y atractiva. Todo hubiese estado bien, a no ser que la mujer atractiva no haya sido la esposa de un amigo mío.

-¡Hola Mariana!- dije sarcásticamente, como quien decir “te ampayé”.

-Edú… hola- dijo avergonzada y salió detrás del sujeto viejo.

-¿La conoces?- me preguntó Maricarmen.

-¡No!- respondí -¡Es una psíquica que me leyó la mente para saber mi nombre!… ¡mongaza!… ¡Claro que la conozco!…

-No será una de tus hembritas… ¿o sí?...

-La mía no… pero, si la esposa de un amigo mío…

-¡Mierda!… me está gustando esta ciudad- dijo entusiasmada.

-Es mejor que pasemos a tu habitación… no quisiera encontrarme con otra cara conocida…

Al ingresar a la habitación, me senté sobre la cama mientras Maricarmen buscaba entre sus pertenencias algo importante.

-¿Que es lo que buscas mi querida mongaza?- pregunté.

-¡Busco mi calzón!- dijo avergonzada.

-Ja, ja, ja…

-¡No te rías carajo!…

-¿Era cierto que te orinaste en el calzón?...

-¿No me creíste?...

-¡No!… pensé que era una joda tuya… una exageración como tantas…

-No papito, si yo digo algo es porque realmente me pasó… (…)… Ah… ya encontré uno… voy al baño a cambiarme- dijo Maricarmen sacando la lengua en tono juguetón.

-Que falta de confianza mi querida monga…

-¡Si quieres ver cómo me quito el calzón, tendrás que hacer meritos papito!- dijo desde el baño.

Agarré el control remoto que estaba al costado de la cama en una mesita de noche junto a unas flores artificiales para decorar la habitación y encendí el televisor.

-¡Al menos tienes unas cuantas comodidades!- dije.

-Tengo aire acondicionado… friobar… televisión por cable, DVD… creo que está bien- dijo Maricarmen aun en el baño -Mongo… hazme un favor…

-Dime…

-En mi maleta tengo un short de jean y una blusa blanca con la imagen de Betty Boop… puedes pasármelo, que quiero cambiarme de ropa…

-Oye, ¿te orinaste… o te cagaste?- dije sonriendo.

-¡No idiota!… lo que sucede es que me siento rendida… alucina que hoy llegué por la madrugada de frente al hotel y luego fui a Yarinacocha a conocer un poco… solo un poco, ya que desde mañana tú serás mi guía oficial de turismo… Luego, entre al mercado del mismo Yarina a comer algo exótico… pero, no encontré nada… (…)… en realidad, si encontré algo que comer, pero me dio un poco de asco de ver la forma de cómo te sirven… después, regresé al hotel a almorzar y luego fui a buscarte… así que, como ya sabrás, me estoy cagando de sueño…

CONTINUARÁ...